jueves, 19 de noviembre de 2009

PoR Si AcAsO

Se quedó el regusto amargo de la ausencia
prendido en la solapa del olvido,
aunque el tiempo
haya arrastrado aquel recuerdo,
cual resaca de crecida,
hasta un rincón del alma.
Y se quedo el silencio,
adormecido,
mientras las grúas impotentes
estiran sus pescuezos de jirafas,
oteando el horizonte,
queriendo ver mas lejos.
Y así, sin más, terminamos el libro.
Alisamos las páginas marcadas
y lo ponemos con cuidado en el estante…
Por si tal vez…
O, por si acaso…
Un día…