domingo, 28 de junio de 2009

De TiC TacS

Mi reloj era redondo.
Con dos patas
y atrás tenia dos mariposas
que parecían alas.
Mi reloj tenía una cuerda,
tres agujas…
y una voz que por las noches
susurraba y se oía muy bien:
Tic tac, tic tac.
Mi reloj sonaba cantarín
de madrugada,
con esa,
su otra voz impostada
Riiiiiiiiiiiinnnnnnnn
que de tan estridente
me hacía dar un salto
para hacerlo callar
de un manotazo dormido.
Mi reloj se rompió un día
y ya no hubieron mas tictacs ni rings,
ni mariposas que girar,
ni agujas fluorescentes que mirar
en las noches de insomnio.
Las mariposas se cambiaron
por dos pilas alcalinas.
Las agujitas por unos números
frívolos y cuadrados.
Y la voz estridente y repiqueteadora
por un tema de Bee Gees.
Revolviendo mis cajones
lo encontré
después de algunos años
y cuando lo agarré,
como si me reconociera
intentó saludar
como en los viejos tiempos
cuando salía el sol,
pero solo emitió un quejido
chirriante,
póstumo... rrri i i i ng
y se quedo
quietito...
sin latir...
sin sonar...
como un corazón muerto.